¿Qué podemos hacer ante una situación así? ¿Deberían ser los empresarios los primeros en tomar medidas o los clientes deberían ser responsables y evitar este tipo de situaciones?
Tal y como explica Crédito y Caución en su artículo, existe un gran porcentaje de negocios que cobran más tarde de lo que quisieran y no creo que lo digan por capricho. Para que una empresa funcione tienen que haber beneficios además de gastos y entregar productos y servicios sin recibir la bonificación pertinente causa que haya más gastos que beneficios.
Si bien es cierto que muchas instituciones se lucran de alargar casi indefinidamente los pagos, esto no suele ser lo que ocasiona malestar en las empresas ya que todos sabemos que una institución pública pagará, no sabemos cuándo pero pagará y no lo hará intentado conseguir un descuento de última hora o algún tipo de beneficio extra.
El problema está cuando estas prácticas las llevan a cabo compañías privadas que no tienen las garantías que puede tener un organismo público.
Cuanto más tardes en cobras, más riesgo habrá de impago
Otro dato curioso que recoge el artículo es que existe un crecimiento significativo por parte de los clientes en la falta de disponibilidad de fondos, es decir, los clientes siguen haciendo uso de los servicios de las empresas pero su capital ha disminuido.
Este hecho es un factor más que evidente de que pueden aumentar considerablemente los impagos en los próximos meses. Ante este tipo de evidencias es necesario que los empresarios tomen conciencia de la importancia de empezar a implementar maneras de pagos más beneficiosas para ellos sin que esto obstaculice la relación con los clientes.
La realidad es que cuanto más tardas en cobrar más posibilidades hay de que el pago nunca llegue y no se trata de desconfiar de todo el mundo, se trata de ser responsables con nuestro negocio y superponer la salud de este a las preferencias de la otra parte.
Alternativas a cobrar a 60 días
En España, tendemos a emitir facturas con plazos de pago que llegan a dilatarse considerablemente en el tiempo, desde los 30 días hasta los 90 días en algunos casos, sobre todo, cuando son negocios business to business lo cual muchas veces aceptamos porque entendemos que la otra compañía necesita ese margen para poder hacer el pago. Sin embargo, esas condiciones nunca las estaríamos si la relación comercial fuera entre una empresa y un consumidor. Piensa qué pasaría si fueras a comprar un par de deportivas Adidas y cuando llegaras a la caja le explicaras amablemente al dependiente que no le vas a pagar en ese momento, sino que lo abonarás el mes que viene. O si te pusieras en contacto con el servicio de atención al cliente de Netflix para informarles de que quieres tener acceso a su servicio pero que pagarás en dos meses. Estoy seguro de que no te dejarían ni ver el trailer de La Casa de Papel.
Espero que después de los ejemplos anteriores te hayas dado cuenta de que no tiene por qué ser normal cobrar a 60 días y que la opción ideal sería hacerlo con anticipado, aunque fuera solo una parte. Y, ¿cómo hacerlo? O más bien, ¿cómo conseguir que el cliente acepte esas condiciones?
La mejor opción es siendo claros desde el principio y transmitiéndole seguridad y compromiso al cliente. Por ejemplo, si queremos cobrar por adelantado pero tenemos miedo de que el cliente nos rechace, podemos firmar un contrato donde se salvaguarden los intereses de la otra parte para que no tenga miedo de no recibir el servicio o producto que habían acordado. De hecho, podemos ir más allá y añadir una cláusula donde se especifique que de no entregar el pedido, se tendrá que abonar una cantidad estipulada de dinero a modo de compensación.
De esta manera, existe otro documento que avala la relación comercial que hay entre ambos, tú cobras por adelantado y evitas posibles impagos y el cliente sabe que en caso de no recibir lo que le corresponde podrá tomar acciones legales y tener una compensación extra económica.
Otra opción, si esta no la ves factible, es que disminuyas el plazo de pago, por ejemplo, de 60 días a 30 o incluso 15 días. Si además comienzas a llevar un control más exhaustivo de los pagos mejor, así en cuanto se pasen unos días del periodo estipulado, ya podrás enviarles un mensaje recordándoles la necesidad de abonar la cantidad acordada. Un plus a esta estrategia sería que pocos días antes de que venza el plazo, le envíes un recordatorio de que el momento de pagar se está agotando por si se les había traspapelado la factura.