Al menos una vez en la vida hemos mantenido una deuda con alguien más o con una empresa. Si la persona tarda unos días en devolver el dinero, según el lapso establecido por el acreedor, será motivo suficiente para ser catalogada como “morosa”. Para algunos, esto puede ser una situación bastante incómoda, pero ser un deudor judicial moroso puede resultar muy preocupante.